Durante la práctica diaria se nos presentan pacientes con múltiples problemas de espalda. Uno de los interrogantes que surgen durante la sesión es si debemos manipular o movilizar.
La manipulación se diferencia de la movilización por el Trusth; un movimiento seco, de baja amplitud y alta velocidad. La movilización destaca por ser una serie de oscilaciones rítmicas, de baja o amplia amplitud y generalmente lentas. Muchos son los defensores de la manipulación, por lo rápido y efectivo de la técnica. El "desbloqueo" que provoca, con el característico ruido, suele ser beneficioso para el paciente adecuado. Pero a título personal, creo que tiene una serie de contraindicaciones absolutas que deberían cumplirse a rajatabla, y parece ser que no se está haciendo debidamente por la mala praxis de muchos profesionales. Entre ellas destacaría la inestabilidad articular, muchas veces no valorada o pasada por alto en la anamnesis. Sobrepasar el límite (punto de bloqueo) y darle un rápido y corto empuje estresa sobremanera las partes capsuloligamentosas del segmento a tratar. Si esto ocurre en C1-C2 con los delicados ligamentos alares, el desastre por la mala praxis se le garantiza al paciente. También, ante una rigidez de varios segmentos no tiene mucha utilidad la manipulación, pues son los tejidos miofasciales y partes blandas (cápsulas, ligamentos, duramadre...) que se encuentran acortadas y solo obedecen a un tratamiento rítmico, suave y mantenido que elastifique estas retracciones. Es aquí donde la moviliación (Maitland, Sohier, Mulligan...) gana terreno a la manipulación.
Generalmente la movilización es más usada como técnica principal, a modo de analgesia, para ganar amplitud articular, disminuir el tono, como técnica de continente-contenido (neurodinamia)... Sí que se valora el trusth cuando la movilización no consigue el éxito deseado. Estas son mis opiniones personales, que de ninguna manera desprestigian ni quitan valor a la manipulación, pero que sí deben hacer reflexionar a todos aquellos que solo entienden la manipulación con trusth como única forma de terapia manual.
La manipulación se diferencia de la movilización por el Trusth; un movimiento seco, de baja amplitud y alta velocidad. La movilización destaca por ser una serie de oscilaciones rítmicas, de baja o amplia amplitud y generalmente lentas. Muchos son los defensores de la manipulación, por lo rápido y efectivo de la técnica. El "desbloqueo" que provoca, con el característico ruido, suele ser beneficioso para el paciente adecuado. Pero a título personal, creo que tiene una serie de contraindicaciones absolutas que deberían cumplirse a rajatabla, y parece ser que no se está haciendo debidamente por la mala praxis de muchos profesionales. Entre ellas destacaría la inestabilidad articular, muchas veces no valorada o pasada por alto en la anamnesis. Sobrepasar el límite (punto de bloqueo) y darle un rápido y corto empuje estresa sobremanera las partes capsuloligamentosas del segmento a tratar. Si esto ocurre en C1-C2 con los delicados ligamentos alares, el desastre por la mala praxis se le garantiza al paciente. También, ante una rigidez de varios segmentos no tiene mucha utilidad la manipulación, pues son los tejidos miofasciales y partes blandas (cápsulas, ligamentos, duramadre...) que se encuentran acortadas y solo obedecen a un tratamiento rítmico, suave y mantenido que elastifique estas retracciones. Es aquí donde la moviliación (Maitland, Sohier, Mulligan...) gana terreno a la manipulación.
Generalmente la movilización es más usada como técnica principal, a modo de analgesia, para ganar amplitud articular, disminuir el tono, como técnica de continente-contenido (neurodinamia)... Sí que se valora el trusth cuando la movilización no consigue el éxito deseado. Estas son mis opiniones personales, que de ninguna manera desprestigian ni quitan valor a la manipulación, pero que sí deben hacer reflexionar a todos aquellos que solo entienden la manipulación con trusth como única forma de terapia manual.
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